domingo, 24 de julio de 2011

Experiencia peatonal


En Venezuela creo que son pocas las ciudades que realmente se pueden recorrer a pie, de una manera relativamente sin problemas. El clima tropical con su sol incandescente, la falta de corredores peatonales y la mil veces nombrada inseguridad son fantasmas que nos alejan de vivir una experiencia que muchas veces puede ser única.

Recorriendo la ciudad como un simple y mortal peatón podemos encontrar lo que contienen esas cajas de pandora que llamamos ciudades. Texturas, colores, sombras, ritmos y la heterogeneidad del compendio humano invaden todos los sentidos, solamente hay que estar atento a lo que sucede.

Hace tiempo cuando tuve la oportunidad de vivir unos meses en Caracas, fue a cuando comencé a descubrir todo ese caleidoscopio de formas, sonidos y vidas que residen en las áreas urbanas, claro, ser un peatón en caracas a veces se convierte en una tarea algo violenta. La contaminación es brutalmente agresiva, y no solo me refiero al aire poluto de la capital, los sonidos que llegan a los oídos muchas veces pueden tornarse casi insoportables. Las cornetas de los carros, los buses con medio motor que suenan casi como un tanque de guerra y las motos con su clásico sonido de ametralladora reverberan en todas las fibras del cuerpo, pero el asombro y de apreciar la vida urbana, con sus espacios y sus personas, con sus edificios de la modernidad, la post modernidad y los que no sabemos que son realmente, es ( o debería ser) para un arquitecto un experiencia tanto didáctica como “mística” (si, sé que la palabra es por demás “mística”, pero creo que es la que mejor expresa lo que quiero dar a entender).

Edificios que muchas veces vi en revistas, en los libros de historia, y muchas veces los mediatizados y banalizados en novelas y noticieros nacionales, ahora adquieren otra dimensión, el sentido de escala comienza a subirnos desde los pies hasta los ojos. El contexto muchas veces imperceptible desde una pantalla de televisor una página de revista, transforma los espacios y nos dejan apreciar otras connotaciones de diversas vertientes tanto semánticas como sociológicas.

Ya en Mérida, caminar la ciudad significa ir en paralelo a la sierra que sirve como fondo del escenario del perfil urbano tan característico de ésta.

Cada vez que salgo a caminarla siempre logro encontrar algo que no había visto antes. Viejos patios llenos de helechos, algún patrón interesante de una vieja baldosa de cemento, una ventana, algún balcón y siempre un nuevo edificio. Inclusive llegue a descubrir la casa donde vivió José Antonio Paéz por un tiempo, claro, ésta muestra el lado más áspero de la experiencia, donde la improvisación la poca cultura de conservación que tenemos y la falta de ordenamiento urbano incuban híbridos por demás extraños.

Pero lo más importante, que necesitamos estudiar para poder comprender el compendio de lo urbano, son las dinámicas que se generan en las ciudades, sus espacios contenedores, las redes y circulaciones que se generan, la dinámica del transporte público y todo lo que se crea a su alrededor, es decir, como vive y respira la ciudad.

A pesar de todo la visión que tenemos como peatón dentro de cualquier contexto urbano (si abrimos los ojos), siempre es muy interesante, y más cuando la acompañamos de un buen Soundtrack , que nos ayude a abstraernos un poco de la contaminación sónica, y nos sirva como fondo musical para cada esquina, para el transitar por las aceras o por un lado de la calle cuando no hay alguna, para los rostros que no dejan de moverse a nuestro alrededor, y por supuesto, todos esos edificios ya conocidos y los que siempre estamos por descubrir.


@ArqCesarTorres

No hay comentarios: